Juan Carlos Urrutia

A partir de una aún vigente dialéctica en torno a la existencia o no de árboles nativos en suelo portovarino (resultado de la manipulación de datos históricos) y que se remonta al hecho documentado de la tala excesiva de ¿toda o gran parte? de la vegetación autóctona de ese territorio durante la llegada de los primeros colonos alemanes en 1852, hice un relevamiento que puso en cuestión dicha interrogante, a través de su emplazamiento en un espacio en ruina ubicado al ingreso del parque, delatando no sólo el estado de abandono del lugar sino ironizándolo con el gesto de intervención de éste y del objeto (alfombra recuperada y quemada) que se presenta en señal de “bienvenida”. 

Lo que busqué fue actuar desde el centro de las propias preocupaciones locales retrotrayendo una pregunta que aún sigue en estado sensible y que hace un guiño sobre el apropiacionismo bioterritorial de los procesos colonizadores de América Latina.